Rubén y David
Organización, diseño y decoración: My Noah Candy
Maestra de ceremonia: Words Wedding
Fotografía: JFK Imagen Social
Ubicación: Palacio de Aguera
Flores: Leymar
Trajes: Sastrería Jajoan
Video: Eleven Moments
Catering: Casa Gerardo
Amor, naturaleza y una celebración inolvidable en el Palacio de Agüera
La boda de Rubén y David fue una explosión de alegría, emoción y amor auténtico en un entorno natural simplemente espectacular. El Palacio de Agüera se convirtió en el escenario perfecto para una celebración moderna, vibrante y profundamente personal.
Desde el primer momento, Rubén y David lo tenían claro: querían una boda que les representara al 100 %, y confiaron en nosotros para la organización integral de cada detalle.
La ceremonia civil, celebrada bajo una elegante carpa beduina en plena naturaleza, fue tan íntima como emotiva, rodeada de sus seres queridos y acompañada por una atmósfera mágica y acogedora.
El banquete fue animado, lleno de emociones y marcado por las sonrisas, los discursos que tocaron el alma y una energía que no decayó en ningún momento.
Y como no podía ser de otra forma… el fiestón fue tremendo. Música, baile, abrazos y una conexión real entre todos los presentes que convirtió esta boda en algo más que una fiesta: en un recuerdo eterno.
La boda de Rubén y David fue una explosión de alegría, emoción y amor auténtico en un entorno natural simplemente espectacular. El Palacio de Agüera se convirtió en el escenario perfecto para una celebración moderna, vibrante y profundamente personal.
Desde el primer momento, Rubén y David lo tenían claro: querían una boda que les representara al 100 %, y confiaron en nosotros para la organización integral de cada detalle.
La ceremonia civil, celebrada bajo una elegante carpa beduina en plena naturaleza, fue tan íntima como emotiva, rodeada de sus seres queridos y acompañada por una atmósfera mágica y acogedora.
El banquete fue animado, lleno de emociones y marcado por las sonrisas, los discursos que tocaron el alma y una energía que no decayó en ningún momento.
Y como no podía ser de otra forma… el fiestón fue tremendo. Música, baile, abrazos y una conexión real entre todos los presentes que convirtió esta boda en algo más que una fiesta: en un recuerdo eterno.
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